viernes, 29 de mayo de 2009

Recuerdo de ser un rock star (parte 2 y final)


La primera parte esta AQUI!!!

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Estamos en la casa de mi pata el chino, era su cumple y solo quedamos puros hombres. Ebrios y eufóricos entonábamos coros de canciones desgarradoras, de esas que solo se pueden cantar en grupo. Reíamos y no nos importaba que la familia del pobre chino tuviera que trabajar al día siguiente.

Estábamos en una especie de circulo y a mi lado izquierdo y derecho están M y D respectivamente. Y les digo:

 - oigan, hace tiempo estaba ordenando mis cosas y encontré el flyer de la tocada en las cabinas de Internet- les dije por sobre el ruido de la música.

En eso S ,que estaba conversando a un lado, escuchó lo que dije y agrega:

- claaaaaaro , si yo todavía tengo el polo amarillo que me dieron para promocionar las cabinas- dice tocándose el polo y todos morimos de risa acordándonos de ese olvidado detalle.

-no me acordaba- dice entre risas M.

-claaaaro, si a D también le dieron- vuelve a decir S y con sus manos se toca el imaginario polo.

-jajaja OE! si lo tengo puesto ahora- agrega D levantandoce la polera

Y todos nosotros reímos aun más al imaginarnos que tan cague de risa hubiera sido si hubiera traído puesto ese polo amarillo con las letras: "Bebes's @ net - cabinas de Internet".


Fue entonces cuando comprendí que a pesar de que cada uno hacia cosas distintas, o incluso guardábamos nuestras pocas diferencias, en el fondo todos sabíamos que nunca olvidaríamos esa gran anécdota, ese sueño y esas ganas de querer divertirnos con el grupo que eramos. Y por un segundo creo que todos sentimos esa energía que no habíamos sentido antes, quizá incluso hubiéramos podido volver a tocar en ese momento. Habían pasado muchos años, pero pareciera ayer que tuvimos esa tocada en la vía publica promocionando unas cabinas de Internet.

Luego de parar de reír alguien fuera del pequeño circulo que habíamos formado, dice: - oe ya ps, SALUD!- grita.

S, M y D se dispersan y no volvemos a tocar el tema en toda la noche.



PS: nuestro grupo se llamaba Codigo de Barras.


lunes, 25 de mayo de 2009

Hoy, casi me voy


¿porque angel cruzó la pista?




Como nunca decidí ir al centro de lima no se para que. Iba meditabundo pensando en elefantes voladores, chanchos verdes o en no se que otra cosa mas cuando, sin saberlo ni pensarlo, me encontraba en medio de la pista.

Un taxi frena de improviso haciendo un ruido enorme y mi corazón se pone frió por unos microsegundos.

Me hizo señas para q pasara rápido y pase la pista...




...para llegar al otro lado.


ps: les debo la foto.



lunes, 18 de mayo de 2009

La gran escapada



En el quino

Eran ya las 2 am y junto con unos amigos nos habíamos sentado en una mesa decorada con flores, todos vestíamos saco y corbata y aunque la chibolada al rededor seguía bailando, nosotros nos sentíamos viejos, los tíos, los maduros (¿?). Aun así no recuerdo que decíamos o de que nos reíamos, solo se que ya teníamos muchas cervezas encima.

Era el quinceañero de la prima de una amiga del colegio. Y nosotros como invitados VIP (es decir amigos de la prima del quinceañero) fuimos tratados con cariño y abundante cerveza.

Primero fue una caja entera para nosotros (y si más no recuerdo eramos unos 5 o 6) y al pasar de las horas ya teníamos como 4 cajas a nuestro alrededor.


-no se van si no terminan la caja eh!- nos decía la mama de la amiga de la quinceañera- y si quieren mas me avisan- nos dijo con voz autoritaria.


Todos nos miramos (algunos ya algo ebrios). Y es que como la mayoría de presentes eran menores de edad, la cerveza estaba restringida solo a los mayores (que monse), pero bueno y así paso el tiempo, nosotros sentados y sin querer queriendo nos dieron las 3, las 4, las 5 de la mañana.

Al final solo quedamos 3 en la mesa. Los demás están durmiendo en algún rincón, borrachos.


- asu que cansado- nos dice de pronto el hermano de la prima de la quinceañera, el cual tenia en su mano un vaso de cerveza - ¿los están obligando también a ustedes?- nos dice al ver en el piso una caja de cerveza.


La respuesta al unisono fue: si.


-Oe su vieja no me deja salir, dice que terminemos la cerveza- dice un amigo, al cual ahora no logro recordar - ¿ahora?-.

-ya es tarde...- dice alguien.


En eso viene la mamá de la prima de la quinceañera (ebria empedernida y muy jovial).


-Aquí hay más chicos diviertance- nos dice.

- no señora no se moleste, ya es tarde ...- trata de decir alguien en nuestra defensa.

-no, no, carajo tomen que es gratis- nos dice claramente y todos ya medio mareados reímos.

-¿y ahora?- dice el hermano de la prima de la quinceañera.


Y no se en que momento alguien tiene la gran idea de tirar el contenido de las botellas en las macetas. Todos miramos asombrados. Y es que recién salir de la pubertad, tener 18 años y que te regalen cerveza es algo extraño y más aun si se desperdicia en alguna maceta hedionda.

Fue gracioso y algo arriesgado, no queríamos ser sorprendidos. Hasta que llega la mamá de la prima de la quinceañera de momento.


-muchachos ya es hora de irnos del local, pero la fiesta sigue en la casa de mi sobrina- nos dice sin miramientos. 


Todos nos volvemos a mirar como quien espera a que alguien diga algo en representación del grupo, peor nadie dijo nada solo nos dirigimos hacia la puerta y emocionados por salir del local al aire libre, notamos que la mamá  de la prima de la quinceañera nos venia siguiendo por detrás, como evitando que huyamos como conejos de un lobo feroz.


- ¿y ahora como nos vamos?- dijo alguien susurrando.

-no se- digo ya muy cansado.


De pronto se me ocurre una idea y haciendo uso de mis tácticas, hago una perfecta mímica de querer atarme los cordones de los zapatos.


-angelito vamos, no te quieras ir- me dice la señora muy suspicaz.

- un rato, los cordones se soltaron- le miento mientras suelto rápidamente los cordones de ambos pies.


La señora se voltea y sigue su curso, acompañando a mis amigos unas cuadras mas arriba hacia la casa de la familia de la quinceañera.

Yo solo volteo la mirada en busca de un taxi y lo veo como a 5 metros de mi. Estiro la mano y solo abro la puerta y le digo al taxista:-solo conduzca rápido que no quiero que me vean-.

Con mirada confundida aquel taxista mira por el retrovisor mi figura hundida en el asiento trasero y  logra comprender mi cometido.

A lo lejos escucho la voz de la mamá de la quinceañera diciendo algo que no logro entender, solo vi la cara de suplica de mis amigos al momento en que el taxi dobla la cuadra lejos de ese lugar.


Según me cuentan, después que llegaron a esa casa solo tomaron un poco más y luego los invitaron a comer, al menos eso es lo que quieren decir. Sin embargo todo eso ya era mucho para mi, creo que ese fue el día en que dije: no quiero saber mas de la cerveza, de lo empachado que estaba. 

Y todos recuerdan ese día, como el día de mi gran escapada.


viernes, 15 de mayo de 2009

En el gym



Cansado de ver en el espejo el reflejo enclenque, flacucho, y pansudo de mi figura corporal opté por tomar medidas drásticas. Me metí al gimnasio.


En el gimnasio

La primera vez que pisé un gimnasio tendría unos 17 años de edad y fue mi propia convicción la que me obligo a pagar mis 60 lucas por todo un mes de entrenamiento. Luego de dos meses y varias botellas de agua vacías, había engordado y adquirido la masa muscular coherente con mi edad. Pero después de eso, nunca mas volví.

Fue entonces cuando muchas hamburguesas más tarde, me había vuelto un "liquid paper" andante, claro que la pansa no era enorme, pero por allí uno que otro rollo se asomaba. También sufrí los efectos de la edad, los horarios universitarios atareados y las des-horas al momento de comer, las cuales causaron en mi efectos no tan atractivos.

Siempre me ha preocupado como es que me veo físicamente y siempre me decía: este lunes, al gimnasio.

Así pasaron 2 años desde el día en que lo dije, hasta ahora que en un arranque de locura y con la moral muy en alto pague 5 soles por solo una clase ( para ver como estaba el asunto nada más...).

El entrenador era un pata de mas o menos unos 26 años y de solo ver su gran forma física me hacia sentir mal; me saludó alegremente y antes de saber por donde iba a empezar, ya me encontraba sudando a mil por hora en una caminadora. 

Y así fue como por más de media hora después me encontraba en el baño intentando sacarme el polo con los brazos aun entumecidos y notando lo hinchados que estaban de tanto esfuerzo físico.


...

Ahora que les escribo han pasado dos días desde el miércoles de gimnasio y me siguen doliendo los brazos, a tal punto que incluso teclear me duele. Pero todo sea por sentirme bien conmigo mismo.



 el adolorido.

martes, 12 de mayo de 2009

En el trafico




Como odio lima. Como odio su clima variable e impredecible (así como su gente). Como odio sus calles cochinas y su aire contaminado. Pero sobre todo, como odio el trafico.

En el trafico

Son exactamente la 5 y 9 según el celular el cual guardo rápidamente en el bolsillo derecho del jean. Asomo la mirada por sobre las personas y muy muy a lo lejos están los colores verde y rojo oscuros de la chama*.

Sin reparo, me pongo atento y con algo de astucia, cuando la chama se detiene en el paradero, soy de los primeros en subir. El cobrador extiende su mano y cual mono de circo me permite el paso quedando él, colgado de una mano en el estribo.

Al estar dentro de la chama me doy cuenta que el único asiento vacio esta en la parte media del bus, hago como no tengo interés, pero me muero por ir sentado y no viajar de pie todo el trayecto. Pero eso no era todo, ya que de la puerta trasera se asomaba un señor cincuentón que rápidamente con ojos astutos diviso aquel preciado asiento en el cual yo anhelaba poner mis preciadas cuatro letras.

Ambos no miramos y luego miramos al asiento vacio, luego nos volvimos a mirar y de nuevo al asiento vacio. Yo, muy conchudamente, caminé (corrí) hasta donde estaba aquel asiento y me senté plenamente.

Tal vez fue el asiento que estaba duro (era de plástico), pero al poco rato (media hora) ya ni podía distinguir donde empezaban los muslos de lo entumecido que tenia el trasero. Tal vez desee estar parado como casi todos los que estaban de pie en aquel repleto bus, peor no lo demostré. Al contrario, cuando subió una señora ofreciendo chocolates a dos por un sol, no dudé en comprarme uno (si, fui tan roña que solo le di china por un chocolate) el cual guardo en la mochila.

Ya son mas de las 5 y 40 según mi reloj mental y seguimos estancados en abancay. Odio abancay. Odio sus calles cochinas, su gente cochina y sobre todo, Odio el trafico.

Sin embargo admito que estar sentado (y no de pie ojo!) con los audifonos del ipod y viendo a la gente fuera de la ventana me relaja y esos mas de 50 o 60 minutos se van al trote.

Llego a mi casa y sin querer veo el chocolate en el fondo de la mochila, lo abro y saboreo todo el cacao posible del interior. Siento como se derrite entre mis dientes, siento que me invade con su calor y sabor, siento que ya no odio tanto a lima, ni a sus calles, ni a su gente.





*llamese bulgarmente al medio de transporte publico perteneciente a Unidos Chama S.A.

sábado, 9 de mayo de 2009

Lectura ligera VI

Antes que nada decirles que el amigo Bisonte 4 esta de vuelta con su blog

Photobucket

Asi que si pueden se dan una vuelta.

saludos!




miércoles, 6 de mayo de 2009

Al final del arco iris

Hace algún tiempo, cuando en febrero el cielo se ponía nublado o de vez en cuando garuaba, iba por Benavides cuando de pronto vi un arco iris en el cielo y recordé....

...que la primera vez que vi uno yo estaba en huaral, en la casa de mis abuelos. Lo recuerdo perfectamente ya que fue en ese mismo verano de mi infancia que aprendí a montar bicicleta, a jugar con barro y ensuciarme como nunca antes lo había hecho. A tomar riesgos.


Encontré esta foto...



... Y me dio nostalgia y pena, ya que esta foto  la tomo T cuando éramos enamorados hasta hace casi dos semanas e iba de la mano junto conmigo por Benavides. Yo la extraño y cada vez que me levanto y pienso en ella, me duele mucho el corazón de pensar que no podre siquiera llamarla para decirle que la amo, o quizá ir a verla a la salida de la universidad y quedarme pegado a su voz.

Me pidió un tiempo, pero yo no estaba dispuesto a aceptar eso hasta que menciono estas palabras que nunca voy a olvidar en mi vida: ...quiero estar segura de que tu eres el amor de mi vida.

Y me jodió en el alma tener que aceptarlo, de todas formas tampoco puedo obligarla a que ella misma se retracte.

Lo extraño es que esta vez no ha sido como aquel día en el que M me pidió un tiempo, claro que llore, pero fue distinto. Esta vez solo me sentí angustiado y apenado por lo que había pasado, y aunque no se en que terminará todo esto, se que aun la amo ... y ella a mi.




PS: esta foto la tomó desde su celular y recuerdo le dije que me la pasara, nunca le dije que era para un post del blog (nunca lee el blog), iba a escribir una historia feliz con esta foto y se lo iba a mostrar, nunca pasó. 

¿habrá un final de este arco iris?


lunes, 4 de mayo de 2009

Ira



Estábamos en mi sala y creo que eramos como 5  o 6 niños alrededor de una mesa.

No se como, pero solo recuerdo que uno de ellos empezó a molestar, tampoco recuerdo con que. Pero fue algo que me hizo enojar.

Dicen que las personas tranquilas son aquellas que en su interior guardan recelo y odio secreto. Y hasta donde yo puedo recordar, aquel niño me caía realmente mal.

Tampoco recuerdo como, pero de un segundo a otro yo me encontraba encima de él, cogiéndolo del cuello y obligandolo a pedir disculpas.

De mi frente caían gotas de sudor e incluso sentía la cara roja y ardiendo de cólera.

Aquel niño era mas grande que yo y podía ver en sus ojos suplicas irrevocables, como si ni el mismo entendiera lo que acababa de pasar. Pero allí lo tenían, tirado en el piso mientras que yo sacaba fuerzas descomunales.

De pronto suena la puerta (algún sonido de llaves) y todos saben que es mi mamá. Me pongo helado mientras que aquel niño logra librarse de mis manos y mientras todos nos miran, sentimos miedo. El tal vez por descubrir que alguien como yo le podía dar su merecido, y yo por miedo a mi madre.

Entro mi mamá y solo atinó a preguntar por que estaba sudando, yo le dije que estábamos jugando. Me miró con ojos dudosos, pero luego se incorporo y nos dijo que terminaramos de hacer nuestro trabajo.

Era un miércoles de marzo por aya en el año 1998, nos encontrábamos en mi sala alrededor de 5 o 6 niños (no recuerdo) del colegio, tratando de hacer una exposición que no entendíamos. Y desde ese día aquel niño, nunca mas me molestó.



domingo, 3 de mayo de 2009

Un tiempo...



Y allí me encontraba yo, solo, con el celular en la mano mientras que de la frente me recorrían unas gotas de sudor frio. No sabia a quien llamar. Tampoco sabia para que llamar, lo único que sabia era que necesitaba alejar mi mente de ese lugar.

Volteaba para ver si venia el bus que me llevaría a mi casa, pero no se asomaba por la pista. Allí me encontraba yo, solo, en una esquina, con el celular en la mano y la otra temblando y sudando al mismo tiempo.

Recuerdo logre marcar el numero de J (mi mejor amigo) y fue al tercer intento que me logro responder:

-¿que fue?- me dijo.

- nadaaa....terminamos (¿terminamos?)- le dije con voz seca y tragué saliva.

-ah....pucha.....ya fue pues- me dijo sin saber que decir.

-si pues,...¿estas en tu casa? porque no tengo nada que hacer...- le dije mientras miraba si venia el bus por la pista.

-no nada estoy lejos todavía....- me dijo J sin saber que decir otra vez.

-ya chevere, bueno, estamos 'alando pues, bye- le dije mientras que en mi cabeza daba vueltas todo.

-oe mmm...esto....tranquilo- lo oí decir.

y colgué.

No espere mucho tiempo hasta que llego el bus, subí y me senté al costado de una señora en los asientos delanteros. Recuerdo suspire muy hondo tratando de calmarme, pero no tuve éxito. En mi cabeza solo habían 6 palabras: "...creo que necesito darme un tiempo...". 

¿un tiempo?, ¿para que?, ¿Que haremos en ese tiempo?, ¿nos veremos como antes?, ¿hablaremos como antes?, ¿seremos los mismos?, ¿de cuanto es el tiempo?, ¿una semana?, tal vez dos, ¿un tiempo?.

La palabra era nueva para mi y a mis 16 años aun no comprendía la magnitud de lo que acababa de pasar. No obstante sabia que algo si estaba claro: M había terminado conmigo y que quería darse un tiempo (¿un tiempo?).


Y yo espere.


Fue entonces que me encontraba allí, solo, en una esquina, había bajado ya del bus, sin saber que hacer, sin saber a donde ir.

Sentí rabia y cólera, sentí odio y repugnancia, pero nada se comparó a lo que yo me decía en silencio. Me vinieron a la cabeza cosas que quería decirle en ese momento, quería tenerla allí para decirle todas esas cosas que tenia en la cabeza y que había callado cuando por sorpresa me dijo que quería darse un tiempo. Y mis ojos se humedecieron.

Nunca nadie lo supo pero llegue a mi casa y espere hasta la noche para llorar, me puse la almohada en la boca para gritar en silencio. Solo yo me podía escuchar. Y lloré hasta quedarme dormido.