domingo, 6 de febrero de 2011

Carta de Matias


No recuerdo cual día fue en el que cogí todas las fotos y todas tus cartas y las guarde en un sobre.

Tampoco recuerdo el momento de valor que tuve para hacer eso.

Y mucho menos recuerdo porque no pude romperlas o botarlas.

Lo que si recuerdo, es el momento en que me puse a verlas, a vernos. Y me pregunto: ¿que salio mal?

Pero nada me reconforta mas en ese momento, que pensar en aquellos buenos ratos.

Aquel día recuerdo haber entrado al Hardisk de la laptop y revisar nuestras conversasiones guardadas. Esas virtuales, en donde me di cuenta que hacías cosas que tal vez nunca harías teniendome frente tuyo.

Las sigo leyendo y no puedo evitar reírme con los que nos decimos, con lo que me dices, eso me encantaba de ti. Me rió pero con ganas y pienso que debí reírme aun más cuando me las dijiste en ese momento. De felicidad. De amor.

Pero de la nada, y viendo las fechas, nuestras conversaciones se vuelven vacías entre un "hola" y un "chau". Tal vez ambos, en ese momento, hubiéramos deseado decirnos mas, pero nuestro orgullo fue primero. Y las cosas empeoraron.

Prefiero no leer eso y busco un poco mas arriba aquéllas charlas alegres, pero encuentro promesas que nunca cumpliras, o cumpliré. Encuentro besos que nunca me volverás a dar, o te daré. Encuentro sueños que has roto, o que rompí. Encuentro que te llevaste mi esencia.

Es por eso que recuerdo aquel día cuando guarde tus fotos y todas tus cartas. Me dolió en el alma pues fue como aquellas despedidas que no quieres dar. Pero creo que no tenia sentido ver tu foto en la mesa de noche todos los días. Ya no.

Así como ya no tenia sentido seguir con mi vida.

Matias.


Dedicado a Matias y a lo que se quebro dentro de el, en su corazon.


sábado, 29 de enero de 2011

Volver a querer



Aún recuerdo cuando conocí a P. Con su mirada profunda, su sonrisa bella y su actitud desafiante. Cuando la conocí ella sufría por un hombre anónimo; y por cosas de la vida luego no la volví a ver más sino hasta que nos invitaron a mi y a su prima (que es amiga mía y quien nos presentó y que llamaré I), a pasar año nuevo en trujillo. Donde vive con sus padres.

Tardé unos minutos, desde que llegué, en comprender que me había enamorado sin querer. Enamorado, si. Eso que no me pasa desde hacia mucho.

Me sentí como un muchacho en la secundaria que se pone nervioso con solo verla y que se limita a verla en vez de hablarle, en vez de hacerle saber como eres, quien eres en realidad. Pero fallé.

Fallé por intentar querer ser ese chico sensible y vulnerable que e sido toda mi vida. Así que decidí cambiar y mi actitud se volvió un poco soberbia y antipática después de eso. Y volví a fallar.

No me gane su enemistad pero tampoco su cariño.

Y a pesar de todo, sentí la llama del amor, arder después de todo ese tiempo, en mi corazón; ese calor, aquel vértigo, aquella adrenalina que nos da el amor. Que nos llena

Con los días que siguieron logre ver otra cara de ella. Esa que solo las personas enamoradas no ven en un inicio. Su verdadera forma de ser.

Y, ella hablando por teléfono con algún anónimo más (quizá) y texteandolo, caducaban aquella pequeña conexión que sentí nacer en un inicio. Con sus palabras, sus coqueteos, su risa. Yo era solo otro huevon mas enamorado.

Y aun así, la llama seguía prendida a pesar de estar ya resignado a mi completo fracaso. -Pero....fracaso en que?, si nada de eso estaba planeado- me pregunto yo mismo sin saber que responderme. Hasta que llegue a la simple conclusion (e idea más logica): Tal vez no sea para mi...o quizá no soy para ella, aún. El amor es asi, bobo.

La noche que nos toca regresar a Lima, van a despedirnos, ella solo me da un abrazo. Yo la cojo fuerte, no recuerdo si le dije algo o no, solo recuerdo que quise sentir su aroma por ultima vez.
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Les premeto volver, pero en el fondo creo que todos sabemos que eso es tal vez una mentira.

Ya en el bus y viendo por la ventana, nos despiden con las manos alzadas. Y ella, su hermana y sus padres con los ojos aguados, vuelven a sus vidas tranquilas pero divertidas en trujillo. Mientras que yo vuelvo a un futuro indeterminado en Lima. Los envidio.

EPILOGO

A la mañana siguiente amanezco sudado por el bochorno del bus, a mi lado va I, mi gran amiga, de esas que vale mantener toda la vida. Ella duerme como si no hubiera dormido en días. Ella suda también.


Veo por la ventana la cruel realidad - ...llegamos...- pensé. Y me doy cuenta que me encariñe mucho con toda esa gente, me encariñé con P. Casi por un momento, al abrir los ojos, había pensado que la despedida de la noche anterior había sido un sueño y que aún seguía en trujillo. Pero me golpeo con la cruda verdad de que estoy a 10 minutos de la terminal. Puedo escuchar la bulla urbana afuera.

Al llegar a la puerta de la casa no puedo evitar sonreír y sentir aquella llama en mi corazón flamear un poco. Y en mi mente le agradezco a P por enseñarme que se puede volver a querer otra vez.

Giro las llaves y logro entrar.


miércoles, 29 de diciembre de 2010

El día que recuperé la fé


De niño perdí fé en lo divino (que en ese tiempo nos hacían creer en el colegio que dios era bueno y gentil), de tantas veces y que en cada navidad pedir tener a mi padre conmigo. Y por mas triste e iluso que paresco, nunca se me cumplió aquel deseo navideño. Por eso no me gusta la navidad.
En cada cumpleaños al apagar las velas, volvía a pedir lo mismo. Y nunca pasaba.

Cuando aún se podían ver estrellas en el cielo aburrido de Lima, buscaba la mas brillante de entre todas. Le pedía y rogaba con los puños cerrados lo mismo de siempre, pero nunca se cumplía.

Deje de rezar, al darme cuenta que mis plegarias no eran escuchadas.

No piso una iglesia y mucho menos escucho una misa completa desde que tenia 16 al dar mi confirmación.
Entre en una etapa en donde mi enojo por lo divino se reflejaba en el desprecio y absoluta repulsión hacia aquello que nunca me escuchó.

Y así pasaron años hasta el mes de mayo de este año. Cuando mi abuelo estaba convaleciente en una cama fría de hospital.

Recuerdo haber entrado a una capilla junto a mi madre quien siempre reza y va a misa cuando puede. Ambos nos persigamos al entrar, fue extraño volver a reencontrarme con aquella imagen en la pared, imponente.

Nos pusimos de rodillas y empezamos a rezar. Rezar es algo que uno nunca olvida, así no lo hayas hecho en mucho tiempo. Algo así como montar bicicleta.

Mi madre llora y la escucho murmurar: "no te lo lleves"

Me da pena y se me rompe el alma; junto ambas manos y pidiendo con todas mis fuerzas le digo a la imagen que nos obserba desd elo alto de un pedestal: "Yo que siempre espere algo de ti y nunca lo hiciste, ahora te pido por ultima vez esto...no te lo lleves, aun".

A los dos días mi abuelo fallece. Y cuando veo a mi madre entre lágrimas, ella me dice casi gritando: "¿Por que se lo llevo?!!!"

Yo le respondo: "Porque le gusta ponérnosla difícil"


PS: fácil y este es el ultimo post del año, disculpen si no actualizo como debiera, pero ando en otras cosas pero trato de no olvidar este espacio tan personal y tan publico a la vez. Que hayan tenido una grandiosa navidad y que el año que viene sea mucho mejor que este 2010 que se va (por fin).

Un abrazo y gracias por seguir leyendo

lunes, 13 de diciembre de 2010

8 Meses depués


Voy mirando el paisaje que se apaga por la luz de la noche, por la ventana. Al otro lado del pasillo del bus un señor gordo duerme como si no hubiera dormido nunca en su vida, lo envidio. A mi me duele un poco la espalda y tengo adormecidas las piernas, el nextel duerme apagado a mi lado durante todo el viaje.
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Al llegar a la agencia en Lima, no recibo bienvenida alguna, mucho menos alguien que me recoja, o que me salude con la mano, incluso alguien que me diga: que tal tu viaje? . A pesar de todo y pensando en una respuesta (que tal mi viaje?, pues cansado y aburrido), salgo hacia la oscura avenida, no puedo llamar a nadie porque no tengo batería en el nextel desde hacían dos días. Así que me limito a tomar un micro que pasaba inoportunamente por la esquina.
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El viaje a sido, a pesar del tortuoso tramo de lima a la libertad, del todo relajante e incluso llegué a sentir que había bajado de peso, lo cual es mentira. Lo que si es verdad, es que tuve tiempo para mi y así sacar de mi mente pensamientos oscuros, que días mas tarde volvería a recuperar.
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A la mañana siguiente y supongo que por el cambio de clima (trujillo tiene un clima hermoso) amanecí con dolores de estomago y no tuve el valor de ponerme en pie durante varias horas. Recordé que tenia clases y deberes pendientes, pero todo eso parecía lejano, casi olvidado, quise teletransportarme a trujillo. Pero pensé que mis problemas no eran tan graves como parecían.
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Ya por la tarde y revisando mi correo por primera vez desde que me fui de lima, veo un correo que me asusto, decía:
Angel!, te hemos estado llamando todo el fin de semana,
la mamá de mili falleció el sábado y ayer fue el entierro.
Me quede helado y en ese momento no hice nada mas que ponerme de pie y volver a sentarme, como si quisiera hacer algo que estaba fuera de mis posibilidades.
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Recuerdo haber pensado en aquella tan amable señora, recuerdo cuando fuimos con amigos de la universidad a la casa de playa, recuerdo que nos atendía como a sus hijos, recuerdo sus bromas y su sonrisa. Recordé haberla mencionado en un post que escribí cuando visité su casa de playa hacen 8 meses.
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Me di cuenta de la ironía de la vida.


Post dedicado a la mamá de Mili





PS: Si se confundieron al leer este post, pues en resumen: la mamá de una gran amiga, de quien escribí en el post anterior, falleció y fue sorprendente para todos pues la señora era demasiado buena. De esas personas que piensas que van a vivir 1000 años. Se merece el cielo.