
miércoles, 27 de julio de 2011
Felíz no día de la madre
domingo, 17 de abril de 2011
La despedida
jueves, 31 de marzo de 2011
Página 28
Me considero una persona muy solitaria. Es por eso que cada que tengo la oportunidad, me encierro en un libro y cierro mi mente. Veo, a traves de la persiana, los autos pasar por la avenida. Es un día soleado en el estado de la florida.
...
Aquel día era soleado a pesar de ser invierno, con un bochorno inesperado, de esos antipáticos. Recivo la llamada de M (una vieja amiga).
Nunca pense que aquella llamada cambiaría mi forma de pensar y de como veria las cosas a partir de allí.
La espero en el paradero, donde varios micros me contaminan el oído.
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Como no encuentro un sitio comodo (soy bien especial al momento de leer), no veo lugar mas apropiado que el piso alfombrado. Y me recuesto con pereza boca abajo.
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M y sus dos primas me cuentan que tienen planeado visitar un alvergue infantil. Y ya durante todo el camino en el auto de una de ellas, hablamos de cosas superficiales.
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No me concentro, el silencio me hostiga. Me ahoga, pero el libro lleva un separador en la pagina 26 desde hacia semanas.
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Al llegar muchas de niñas nos saludan tímidas, algunas incluso nos miran con recelo desde las ventanas de sus dormitorios. Algunas, mucho mas grandes, nos saludan y sonrien al vernos.
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Pagina 27
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Como a las dos horas, empezamos a platicar con aquellas muchachas de todas las edades. Nos cuentan sus sueños y metas. Unas quieren ser actrices, otras cantantes, unas cuantas bailan demostrando sus dotes artísticas. Nos hacen sentir, de una manera extraña, que nosotros somos privilegiados.
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Un dolor en la espalda me mata y punza con fuerza. Me coloco boca arriba y empiezo a ver el techo.
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Anochéce, y nos despedímos de aquellos angeles. Nos píden que volvamos la otra semana, les prometemos volver. Pero por cosas del destino, no cumplimos esa promesa la semana siguiente.
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El cuarto es pequeño eso si, pero el techo... El techo...
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Las niñas, todas, nos despiden hasta la puerta. Sus sonrisas, la pureza de sus corazones y la gratitud hacia nosotros por haberles llevado unas horas de alegria, no se borran de mi mente aún hasta ahora. No logro imaginar como algun hombre deprabado pudo haberles hecho daño alguna vez.
...
Pagina 28, el techo
Siento la puerta abrirce y mi hermana dice: que haces tirado en el piso.
- el techo se ve más alto desde aquí- le digo.
Recuerden votar por mi en el concurso Del barrio a mi barrunto.
Http://mujeres-demundo.blogspot.com
Un abrazo
Ps: esta entrada es desde el ipod y ojalá y se vea y lea bien. Me lo dicen en los coments.
viernes, 18 de febrero de 2011
PUM!
miércoles, 29 de diciembre de 2010
El día que recuperé la fé
lunes, 13 de diciembre de 2010
8 Meses depués
Angel!, te hemos estado llamando todo el fin de semana,
la mamá de mili falleció el sábado y ayer fue el entierro.

PS: Si se confundieron al leer este post, pues en resumen: la mamá de una gran amiga, de quien escribí en el post anterior, falleció y fue sorprendente para todos pues la señora era demasiado buena. De esas personas que piensas que van a vivir 1000 años. Se merece el cielo.
martes, 9 de noviembre de 2010
Semana santa
jueves, 16 de septiembre de 2010
Cosas de peluqueria
lunes, 6 de septiembre de 2010
Las dos estrellas

domingo, 25 de julio de 2010
1914
martes, 29 de junio de 2010
La casa de mis abuelos
Mi padre cabecea hacia delante a mi lado, cansado tal vez.
Una tía a lo lejos nos dice con las manos que bajemos del bus. Y le agradezco pues sale el sol y empieza a bochornar dentro. Bajamos todos, junto a otros familiares que no conozco, y el brillo del sol nos impacta en el rostro.
Había olvidado el frescor del aire de campo, el sonido de los pajaros, el movimiento de los árboles y a penas salir del bus no pude evitar respirar hondo y profundo. De reojo veo a mis padres y mi hermana hacer lo mismo y se me hace extraño ese momento pues de todos los días de mi vida hasta ahora, esa tarde es de las pocas en la que estamos los cuatro juntos. Luego caminamos por el sendero de arena hacia la casa de mis abuelos.
Logramos entrar a duras penas pues hay mucha gente en la casa, gente en los jardines y en la sala, gente en la entrada y en el patio trasero, gente en la cocina y en todas partes. Y es en ese momento, viendo a los niños correr y jugar por todos lados, donde tengo un flashback y me veo a mi mismo jugando, riendo, corriendo, en aquella casa. No puedo evitar repasar todos esos lugares que me traen aroma fresco a niñez.
Es en ese momento cuando veo aquel banco de madera. Aquel banco de madera donde solía sentarce mi abuelo en aquellas tardes de verano.
De pronto capto la mirada de unos familiares que se encontraban sentados en ese mismo lugar y desvío la mirada a otro lado.
Mi padres y mi hermana entran a la sala a duras penas, yo solo veo de lejos a mi abuela llorando mares frente al ataúd de mi abuelo.
domingo, 20 de junio de 2010
El avionista
martes, 4 de mayo de 2010
Las señoras I
Es entonces, después de caminar durante casi 15 minutos, cuando creo que es hora de pedir ayuda. Me encuentro con una señora anciana, lleva el uniforme con los colores del aeropuerto muy bien arreglado y una corbata muy bien sujetada, con un montón de papeles en los brazos y de lentes de media luna lo cual me daba una confianza terriblemente reconfortante.
Le hablo en español al mismo tiempo que leo el nombre, de esta amable anciana, en la identificación que llevaba colgada del cuello, pero el cual lamentablemente no puedo recordar. Me sorprende la calma con la que me habla y en cierto modo,me hace sentir muy a gusto y eso que llevaba un hambre boraz. De esas que te ponen de mal humor.
Pero tanta calma y paciencia (sobre todo esto ultimo) me empezaba a encrispar los vellos del brazo y ya una vena en la frente empezaba a palpitar cual locomotora Pero 10 minutos después de revolver el montón de papeles, que incómodamente aun traía bajo el brazo, logra ubicar mi vuelo y no duda ni titubea al momento de indicarme la dirección correcta hacia donde tenia que ir yo.
-No hay pierde- dice con voz dulce.
Le agradezco, pero siento en mi corazón un aprecio indescriptible el cual no logro expresar, casi la hubiera podido abrazar entre aquel tumulto de gente que iba y venia. Pero me limito a sonreirle. Aquella señora no me devuelve la sonrisa, pero sus ojos brillan y dice: mucha suerte muchacho. Al mismo tiempo que alza los brazos al aire y se aleja a ayudar a otra persona (perdida) en aquel enorme aeropuerto de Miami.
Epilogo
Muchas historias se cuentan sobre la verdad del sueño americano. Una de ellas es la de la primera vez en el aeropuerto de Miami en tu viaje a los estados unidos, pues este aeropuerto es en su mayoría la primera escala de casi todos los viajeros inmigrantes. Cabe destacar que mucha gente se frustra muy rápido al perderse en el aeropuerto y es por eso que mucha gente como esta amable señora (la cual aun no recuerdo su nombre) esta dispuesta ayudar y a desear suerte (en los estados unidos) a aquellos que se lo pidan.

jueves, 25 de febrero de 2010
En la Veterinaria

...mejor dicho, haciendo practicas. Que es casi lo mismo.
...en realidad no es lo mismo. Creo que es como un castigo. Es algo que me enseñará la clásica (y cliché) lección de la vida: Para ganar algo, tienes que sudarla. Claro que en mi caso no iba a ganar nada.
También es mi primer día en la veterinaria, y esa madrugada no logro dormir bien. Voy en coaster, lleno de gente, yo con camisa, en verano. Es un infierno.
Pero ya al entrar mi opinión cambia. Van dos horas desde mi llegada y siento que eh salvado muchas vidas. Tengo 4 perros en tratamiento a mi mando y yo, solo yo, soy el responsable de su salud. Mi deber, como practicante, consiste en velar por ellos, ponerles las vacunas a la hora exacta, limpiar sus jaulas, hablarles de vez en cuando para animarlos y sobre todo tener satisfechos al los dueños.
De vez en cuando entro a la sala de consultas, donde el Doctor me marea con sus diagnósticos. A veces aparento ponerle atención, pero me distraigo viéndole los ojos a los cachorros que pasan a consulta y patalean sobre la mesa de aluminio.
Mas tarde ese mismo día el Doctor entra a la sala de cuidados, donde estaba yo. Trae un cachorro entre las manos. - Está mal- me dice - muy mal- vuelve a repetir.
Lo pongo sobre unos papeles periódicos dentro de una jaula. El Doctor se acerca a mi con una jeringa en la mano. Tiene dentro un liquido transparente.
- Bien ahora, ponle esto en la vía con mucho cuidado y muy despacio si?- me dice y yo acepto contento con aquella misión tan importante que me han encomendado.
El Doctor se va y yo observo al cachorro, tiene los ojos abiertos, están opacos y por un momento pienso que está muerto. Me acerco mas y con un dedo le toco los pequeños bigotes, el perro reacciona, mueve peresosamente la cabeza y parpadea.
Sonrio, y meto la aguja de la jeringa en la vía, que va unida a la vena del cachorro.
Siguiendo los pasos que me dijo el Doctor, introduzco el liquido lentamente al cachorro.
Sonrió por que se que luego se pondrá bien y tendré esa satisfacción, en ese momento entiendo de que va todo esto de ser Veterinario, no importa que no me paguen, lo que importa es que luego tendré cosas que contar, anécdotas y mucha experiencia. Vuelvo a sonreír.
Pero noto algo extraño, Ya han pasado mas de 5 minutos y el cachorro sigue inmóvil con los ojos abiertos. Lo observo detenidamente por unos segundos, sus ojos parecen vacíos.
En eso entra el Doctor y me asusto un poco, pero se que es mejor decírselo.
- Doctor, creoqueelcachorrosemurio - le digo rápidamente.
-como?- pregunta.
-creo que el cachorro se murió- le vuelvo a decir.
Y lo mira, y yo lo miro también. Esta muerto. El Doctor ve mi cara de confusión y dice:
- Ah, no te dije...lo que le pusiste era la inyección letal-
Me quedo frió al escuchar aquellas palabras y mientras el doctor explica que sus dueños decidieron sacrificarlo yo divago.
miércoles, 3 de febrero de 2010
De aburrido
Estoy en el supermercado con mi hermana dando vueltas por los estantes, hasta que llegamos al área de juegos de mesa y mi hermana propone comprar algo para divertirnos en las aburridas tardes de verano.
Compramos dos rompe cabezas, uno es de bob esponja y es de piezas grandes, el otro es de un paisaje, consta de 1000 piezas pequeñas.The world's smallest puzzle reza al reverso de la pequeña caja de metal.
Al llegar a la casa solo logro armar el de bob esponja pues el otro tiene muchas piezas pequeñas y resulta un tanto difícil armarlo, así que lo dejo.
...
Hace unos días andaba medio aburrido, hasta que recordé aquella caja de metal que había dejado sobre unos libros desde que llegue a Lima, así que lo abrí y volví a ver aquellas diminutas piezas y pensé: no creo que sea tan difícil.
3 días después y luego de haber invertido más 5 horas de mi tiempo durante cada día lo logré.
PS: el sábado me voy de nuevo a los estados unidos, así que....me voy a hacer las maletas.

jueves, 21 de enero de 2010
Los dias sin luz
-si- le respondo, mirando contrariado la vela que arde inútilmente sobre la cómoda.
Y es en ese momento que recuerdo aquellos días estudiando a la luz de las velas. Tal vez por eso tengo tan mala visión, quizá por eso nunca aprendí a escribir bien o a tener buena ortografía, todo da igual pues es lo único que logro recordar y en cierta forma me entristece.
Miro al techo. Intento ponerme de pie pero el dolor de espalda (bendito dolor) me lo impide. Pierdo las esperanzas de volverme a levantar. Pienso que debí hacer ejercicio mas seguido y que no debí haber estado de haragán todos estos días y si no lo hubiera hecho, no hubiera amanecido con un dolor lumbar tan fuerte que me esta durando ya 5 días (mañana, quizá, 6).
Mi madre se va al gimnasio y a duras penas logro levantarme (lo cual creí imposible). La luz aun no vuelve y siento que moriré de aburrimiento solo, que me encontraran tirado en el piso inexpresivo, con los ojos abiertos y con la boca cerrada, y dirán: Murió de aburrimiento. Pero no es así.
Cojo la linterna y salgo del cuarto echando una mirada culposa a la vela cuya mecha tintinea como diciendome lo peligrosa e inesperada que puede ser. Veo mi reflejo fantasmal en la ventana de la cocina, no tengo buen aspecto. Pero como por arte de magia la luz vuelve. Soy feliz.
Siento al mismo tiempo, encenderse la radio, el televisor y las lamparas. Siento un ruido extraño, es un ruido mudo, no se escucha pero sientes que esta a tu alrededor, te molesta, como un bochorno de verano, o como el frio cortante de invierno. Y pienso: Esto no pasaba cuando teníamos velas y vivíamos en los 90's.
lunes, 11 de enero de 2010
Historia inédita

Nos quedamos en la casa de playa, que estaba en plena bahía de san andres frente al mar, de K una chica un poco extraña pero de buen carácter que nos ofreció quedarnos allí a nosotros y a los profesores que nos acompañaban.
Da la casualidad que aquella casa le pertenecía al reconocido ( y bien caleta) biólogo marino Robert Clarke. Un, ya anciano, biólogo ingles que dedico toda su vida al estudio de las ballenas y que cuando llegó al Perú quedó enamorado de este país y de una peruana que lo conoció cuando esta hacia su tesis aun.
Una noche en la que no lograba consolidar el sueño me, encontraba mirando por la ventana que había en el techo. En la cama contigua se encontraba C (un compañero de la facultad) , a quien envidiaba esa admirable capacidad de lograr dormir sin importarle el calor y el silencio absoluto e incomodo que había en aquella habitación.
De pronto en medio de toda esa oscuridad veo una luz parpadeante al lado de la cama de C, era se celular que seguramente estaba recibiendo una llamada importante (por la hora).
Decidí cerrar los ojos y omitir aquella luz que ya llevaba bastante tiempo parpadeando, pero no lo logre. Y la luz estuvo parpandeando casi media hora, C seguía dormido y yo maldecia a la persona que se le ocurría llamar a esa hora. Hasta que caí dormido en aquella oscuridad total, mirando la ventana e hipnotizado por la luz parpadeante.
...
A la mañana siguiente fuimos de campamento a una playa que no recuerdo el nombre, pero que de mi mente no la puedo sacar hasta ahora. El agua muy clara, la arena cálida y una brisa fresca.
Estaba por meterme al agua cuando de pronto J (una compañera de la facultad) grita mi nombre y me llama con la mano desde la carpa pidiendome ayuda para armarla. Junto con C, que somos los hombres mas grandes (y jóvenes) del grupo, armamos una de las carpas mas grandes en donde dormiremos todos juntos esa misma noche.
Cae la tarde y C decide bañarse en la playa, yo estoy sentado en la fogata junto a todos los demás, cuando J lo llama y lo hace quedarse en la fogata. De repente noto algo extraño en J, nos habla de cualquier cosa con tal de tener a todos los del grupo juntos. Algo extraño le pasa pues no se ha metido al agua, ella y ninguna de las chicas.
Ya mas tarde esa misma noche y estando todos los del grupo ( menos K, pues ella tenia su propia carpa) dentro de la tienda, J nos dice que nos va a contar algo.
Se trata de un sueño. J parece estar tranquila, pero en su voz se escucha algo de temor.
Nos cuenta que la noche anterior había tenido un extrañisimo sueño en el que de la nada, mientras ella dormía, se le habían presentado muchas personas.
- estaban vestidas como si fueran de otra época- nos dijo, mientras nosotros la mirábamos con incredulidad.
También contó que una de esas figuras se le acerco y le susurro al odio, le dijo: Ten cuidado con el agua.
- De pronto todas esas figuras me gritaban los mismo- dijo J mientras ya no sabíamos si creerle o no. - hasta que al final se callaron y la figura me volvió a decir....-.
J baja la cara y vuelve a hablar.
- Me dijo que tengamos cuidado con ... ella- termina J.
-¿quien ella?- dice C.
- Ella pues, la esposa del biólogo- dice tajante.
- ¿y como lo sabes?- pregunto yo.
- No lo se, solo sentí que fue de ella a quien se refirió - dice mirándonos - Pero luego no se iban aquellas figuras, se quedaban allí mirando y trababa de hablar peor no podía. Así que marque el celular de C pero no contestaba...-
- Hasta que yo prendí la luz - dijo M, una de las chicas que estaba dentro de la carpa - estaba temblando y nos quedamos toda la noche hablando. Es por eso que no nos metimos al agua y no dejamos que ustedes también entraran- termina de decir M y todos nos miramos.
...
Esa noche en la carpa todos en sus respectivas bolsas de dormir logran dormir, menos yo, pues muero de frio y tengo extrañas pesadillas.
martes, 29 de diciembre de 2009
El antagonista insaciable
La vida es un blanco y negro. Un día y una noche. Un ying y yang. Una contra para todo. Paradojicamente es algo necesario (supongo).
El recuerdo del primer antagonista en mi vida data de cuando yo era un niño, en la escuela primaria.
Volvamos al pasado y recuerden conmigo ese terrible (pero ahora gracioso) momento en el que conocí a mi peor enemigo.
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El antagonista insaciable
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P es un chiquillo mucho mas alto que yo, con mucho mas músculo que yo, con mucha mas plata que yo, se diría que tiene a la familia perfecta ya que sus padres siempre van juntos a las reuniones del colegio, lo recogen y es el único, si el único, que no lleva lonchera si no mas bien le dan dinero y se compra todos los dulces que le alcanzan en el quiosco del colegio.
Así que no recuerdo como ni por que, pero lo siguiente que se, es que me encontraba llorando sentado por que P y C, extrañamente, me habían quitado un zapato y se encontraban jugando al fútbol con el, como si de una pelota se tratase.
Un día lo logro enfrentar, pero sigue siendo mas fuerte que yo y termino en el piso.
En clase, a pesar de ser el mas aplicado, P gastaba bromas a los profesores los cuales no creían que aquel niño había sido el causante de las bromas mas pesadas y por eso C siempre pagaba las facturas.
domingo, 20 de diciembre de 2009
El dia del aniversario
Es viernes, un día que amaneció nublado pero que luego nos sorprendió con algo de sol. Recojo a T de la universidad y juntos caminamos un rato hasta que me doy cuenta que el sol me está jugando una mala pasada y ya estoy empezando a sudar. Tomamos un taxi y ya sentados T me coge de la mano y me sonríe.
Amo su sonrisa y compruebo que ya es definitivo, estoy sudando y no precisamente por el sol. T tiene esa gran facilidad de ponerme nervioso en circunstancias extrañas, con ella no sé cómo será el minuto siguiente y es esa extraña forma de aventura inesperada lo que me enloquece.
Llegamos a larco mar, el sol se va y yo dejo de sudar. Decidimos ir a comer a un restaurant e inconscientemente pienso: esto me va a salir algo caro.
Una rubia nos atiende en la puerta y nos lleva hacia una mesa con vista al mar. Me siento muy impresionado por el lugar, por un momento incluso alguien importante. Cojo el asiento y T sonríe al notar que lo estoy acomodando para que ella se siente.
Ordenamos una ensalada cesar junto con dos cuartos de pollo con papas. T no deja de sonreír y, como siempre, empieza a contarme sus cosas. Eso es lo que más me gusta de ella, siempre tiene algo que decir en el momento preciso, y yo solo me limito a escucharla atentamente.
Llega la comida y me doy cuenta que moriré de sed, así que ordeno una jarra de refresco. –Por el precio debe ser una gran jarra- pienso, pero grande es mi sorpresa al ver una pequeña jarrara que queda vacía al verter su contenido en ambos vasos.
T me observa con extrañeza, sabe que soy muy “aguatero” y muy amablemente me ofrece su vaso de chicha al ver que yo ya me tome el mío. La amé.
Seguimos hablando de cosas que no recuerdo pues me pierdo entre sus ojos, sus labios y los cálculos mentales que hago para sacar la cuenta final de todo lo consumido. Trato de no parecer un tonto pero logro hacerlo sin mucho esfuerzo.
No pasa mucho tiempo hasta que traen la cuenta. Saco la billetera y pago la cuenta. T me observa y se da cuenta que estoy consternado, así que coge el papel y pone cara de asombro.
Salimos de la mano, escoltados por la recepcionista rubia, que quizá hubiera esperado que le deje propina. Y yo sonrío por haber pasado tan agradable velada con T quien coge su cámara digital y propone tomarnos una foto. Yo acepto a regañadientes, pues me da algo de roche tomarme fotos en lugares llenos de gente, pero igual esboso una sonrisa de alegria.
Nos vamos de lugar caminando por los adoquines de piedra al mismo tiempo que arrugo el recibo y lo tiro a la basura.