jueves, 27 de mayo de 2010

Dia de la madre

Ya hace una semana que internaron a mi abuelo, el papá de mi mamá, en el hospital por un problema estomacal. Pero hoy es domingo 9 de mayo, día de las madres.
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Ya por la noche salgo a comer con mi mamá, se le ve abatida, cansada, pareciera que en tan solo una semana hubiera envejecido 5 años. Pero no se lo digo.
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Aquella noche trato de despejarle la mente,pero al llegar a la casa ella no evita romper en llanto. Yo solo la abrazo pues todo lo que digo parece no surtir efecto en ella. No para de llorar.
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Al día siguiente la llaman muy temprano y sin comer ni beber nada, se va. Y yo solo la escucho llorar a través del celular, es duro, pero lamento no encontrar palabras para calmarla. Y eso me pone aun peor.
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Los días avanzan y la salud de mi abuelo no mejora (y si mejora, vuelve a empeorar). Y me acuerdo que no le obsequié nada a mi mamá por su día.


Continuará...

martes, 25 de mayo de 2010

Domingo 2 de mayo

Pasamos yo y mi mamá toda la tarde juntos, como nunca, en la sala de la casa de mi abuela hasta que se hizo de noche. Conversando, riéndonos, dormitando.

Al subir cojo el celular y veo varias llamadas perdidas, en ese mismo instante suena el teléfono de la casa. Pero justo cuando voy a contestar, cuelgan. Vuelvo a mirar el celular y tengo llamadas de una tía que vive con mi abuelo (el padre mi mamá).

Suena el celular de mi mamá desde su cuarto, contesto.

1 minuto después la llamo para decirle lo que me han dicho.

Esa misma noche, llorando, ella sale con un bolso colgado del hombro y con la angustia en la cara.

Continuará...

martes, 4 de mayo de 2010

Las señoras I


Sigo andando por el aeropuerto y por esos azares del destino no logro ubicar la aerolínea a la que tengo que llegar cuanto antes, pues el vuelo en el que venia de Lima se había retrasado.

Es entonces, después de caminar durante casi 15 minutos, cuando creo que es hora de pedir ayuda. Me encuentro con una señora anciana, lleva el uniforme con los colores del aeropuerto muy bien arreglado y una corbata muy bien sujetada, con un montón de papeles en los brazos y de lentes de media luna lo cual me daba una confianza terriblemente reconfortante.

Le hablo en español al mismo tiempo que leo el nombre, de esta amable anciana, en la identificación que llevaba colgada del cuello, pero el cual lamentablemente no puedo recordar. Me sorprende la calma con la que me habla y en cierto modo,me hace sentir muy a gusto y eso que llevaba un hambre boraz. De esas que te ponen de mal humor.

Pero tanta calma y paciencia (sobre todo esto ultimo) me empezaba a encrispar los vellos del brazo y ya una vena en la frente empezaba a palpitar cual locomotora Pero 10 minutos después de revolver el montón de papeles, que incómodamente aun traía bajo el brazo, logra ubicar mi vuelo y no duda ni titubea al momento de indicarme la dirección correcta hacia donde tenia que ir yo.

-No hay pierde- dice con voz dulce.

Le agradezco, pero siento en mi corazón un aprecio indescriptible el cual no logro expresar, casi la hubiera podido abrazar entre aquel tumulto de gente que iba y venia. Pero me limito a sonreirle. Aquella señora no me devuelve la sonrisa, pero sus ojos brillan y dice: mucha suerte muchacho. Al mismo tiempo que alza los brazos al aire y se aleja a ayudar a otra persona (perdida) en aquel enorme aeropuerto de Miami.



Epilogo

Muchas historias se cuentan sobre la verdad del sueño americano. Una de ellas es la de la primera vez en el aeropuerto de Miami en tu viaje a los estados unidos, pues este aeropuerto es en su mayoría la primera escala de casi todos los viajeros inmigrantes. Cabe destacar que mucha gente se frustra muy rápido al perderse en el aeropuerto y es por eso que mucha gente como esta amable señora (la cual aun no recuerdo su nombre) esta dispuesta ayudar y a desear suerte (en los estados unidos) a aquellos que se lo pidan.