jueves, 31 de marzo de 2011

Página 28

Me considero una persona muy solitaria. Es por eso que cada que tengo la oportunidad, me encierro en un libro y cierro mi mente. Veo, a traves de la persiana, los autos pasar por la avenida. Es un día soleado en el estado de la florida.

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Aquel día era soleado a pesar de ser invierno, con un bochorno inesperado, de esos antipáticos. Recivo la llamada de M (una vieja amiga).

Nunca pense que aquella llamada cambiaría mi forma de pensar y de como veria las cosas a partir de allí.

La espero en el paradero, donde varios micros me contaminan el oído.
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Como no encuentro un sitio comodo (soy bien especial al momento de leer), no veo lugar mas apropiado que el piso alfombrado. Y me recuesto con pereza boca abajo.

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M y sus dos primas me cuentan que tienen planeado visitar un alvergue infantil. Y ya durante todo el camino en el auto de una de ellas, hablamos de cosas superficiales.

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No me concentro, el silencio me hostiga. Me ahoga, pero el libro lleva un separador en la pagina 26 desde hacia semanas.

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Al llegar muchas de niñas nos saludan tímidas, algunas incluso nos miran con recelo desde las ventanas de sus dormitorios. Algunas, mucho mas grandes, nos saludan y sonrien al vernos.

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Pagina 27

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Como a las dos horas, empezamos a platicar con aquellas muchachas de todas las edades. Nos cuentan sus sueños y metas. Unas quieren ser actrices, otras cantantes, unas cuantas bailan demostrando sus dotes artísticas. Nos hacen sentir, de una manera extraña, que nosotros somos privilegiados.

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Un dolor en la espalda me mata y punza con fuerza. Me coloco boca arriba y empiezo a ver el techo.

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Anochéce, y nos despedímos de aquellos angeles. Nos píden que volvamos la otra semana, les prometemos volver. Pero por cosas del destino, no cumplimos esa promesa la semana siguiente.

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El cuarto es pequeño eso si, pero el techo... El techo...

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Las niñas, todas, nos despiden hasta la puerta. Sus sonrisas, la pureza de sus corazones y la gratitud hacia nosotros por haberles llevado unas horas de alegria, no se borran de mi mente aún hasta ahora. No logro imaginar como algun hombre deprabado pudo haberles hecho daño alguna vez.

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Pagina 28, el techo

Siento la puerta abrirce y mi hermana dice: que haces tirado en el piso.

- el techo se ve más alto desde aquí- le digo.



Recuerden votar por mi en el concurso Del barrio a mi barrunto.

Http://mujeres-demundo.blogspot.com

Un abrazo

Ps: esta entrada es desde el ipod y ojalá y se vea y lea bien. Me lo dicen en los coments.

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