martes, 31 de julio de 2012

Otuzco II

Esa tarde, luego de encontrar hospedaje y recuperar el aliento fui a almorzar como a las 4pm.

Encontrar lugares donde comer aqui es bien facil. Todos los locales son restaurantes de comidas tipicas y todas a buen precio. Cosa distinta pasa con los hospedajes pues es dificil encontrar uno que sea comodo.

Y al decir esto me refiero a encontrar un colchon suave y sabanas terzas. Las mias fueron un colchon duro y un par de frasadas. Pero no me importó en nada. Era todo parte de la aventura.

Esa noche, camine con las manos todo el tiempo dentro de la polera. Solo las saque para encender un cigarro mientras permanecia sentado en una de las veredas.

Para un limeño promedio como yo este tipo de cosas son interesantes pues el pueblo empieza a cobrar otro tipo de vida por la noche. La gente va a y viene de sus respectivos trabajos a sus hogares. Los puestos de comida alumbran debilmente las quintas. Algunos restaurantes incluso cambian su menú a cena y lonche.

Aquella noche regresé a mi hospedaje como a las 9 pm. El aliento me traicionaba otra vez, y el frio se colaba en mis jeans. Saludé a la dueña que parece siempre estar enojada. Subo a mi habitacion, enciendo el televisor y me quedo dormido pensando en que mañana mismo me quiero ir.

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