miércoles, 17 de septiembre de 2008

Mi viaje a la luna


Mi viaje a la luna

Era de noche, casi las 11 y una polilla daba zumbos por el foco de la lámpara. Cerré el libro que leía y lo puse en la mesita de noche, salí de la cama y decidí abrir la ventana para dejarla salir, pero no vi resultado alguno. Luego recordé haber visto en la televisión que a la mayoría insectos les atrae la luz –la apagare- Pensé .La apague Y sentí la luz de luna invadir mi habitación.

Casi de pronto como en un suspiro, vi a la polilla alzar vuelo y dirigirse hacia su eterna búsqueda de luz a través de mi ventana. Fue libre y yo me quede allí parado frente a la ventana abierta siguiendo el rastro de la polilla en el cielo. Era raro, no sentía el viento rosar mi cara con esa frescura rara de otoño, si no mas bien era algo cálida, casi enfermiza y lo único que podía divisar era la luna.

Me acerque aun mas a la ventana haciendo caer el libro de la mesita de noche y logre percibir un raro olor a canela, sentí el cuerpo ligero cuando como por arte de mágica mis pies se elevaron. Tuve miedo, si. Pero la curiosidad mato al temor y salí volando por la ventana.

Era la luna, quería algo de mí y me llevaba hacia ella sin permiso alguno. No sabia que pasaba pero al salir por mi ventana, el instinto me hizo bajar la mirada y ver que todo se hacia mas pequeño. Primero vi mi casa volverse una porción a escala de una ficha de monopolio, luego la ciudad entera se volvió una maqueta perfectamente moldeada por el más fino arquitecto, no tardo mucho tiempo y pasando a través de nubes, los continentes ya cabían entre mis dedos.

Mis pulmones se llenaron de un aire frío y algo turbio, como cuando es invierno y no estas muy abrigado, casi así se sentía. Sin embargo me quede perdido viendo las estrellas, habían miles de ellas - millones tal vez- y las empecé a contar. Casi con desgano me di cuenta que era imposible, no se cuantas habré contado, tal vez unas cien pero eso no llegaba a ser ni la cuarta parte de la cuarta parte de la cuarta parte de toda esa negrura eterna llena de foquitos pequeños, como solía decirme mi madre de niño.

No sentí la presión atmosférica ni falta de aire o todas esas cosas que la NASA nos dice que pasa cuando viajamos a la luna - ¿viajamos?, no mucha gente ha viajado a la luna- me dije -¿viajamos? Solo estoy viajando yo, sin traje o nave espacial alguna - pensé. Sentí una fuerza extraña que me jalaba hacia ella siguiendo un rumbo perfectamente diagonal y en mi mente dibuje una mano fantasmal, casi cómica, que me arrastraba hasta la superficie lunar. Ya estaba cerca

Y la vi, tan grande y tan gris, me la imaginaba diferente aunque es casi como aparece en los libros de ciencias, pero con la diferencia que me miraba y hablaba. Me hablo.

-          Hola-

-          …hola- le respondí. 

-          Soy la luna- me dijo.

-          Lo se- le dije tímidamente.

-          Ven, tengo algo que decirte-

Me aceraba aun mas a la luna y sentí que ya no me guiaba ninguna mano fantasmal ni tampoco iba en una perfecta diagonal, era casi arrastrado por los efectos de la gravedad la NASA si tenia algo de razón – me dije. Iba tan rápido que me dio vértigo ver las estrellas pasar rápidamente por el rabillo de los ojos, cuando vi frente a frente la superficie gris de la luna y fue como caer en una de esas camas de agua, rebotando una y otra vez; nunca tuve una porque a mi madre no le gustaba ese tipo de cosas, pero supuse que la amortiguación de la caída se debió sentir así. Si, así debió ser.

Me levante casi perdiendo el equilibrio limpiándome el polvo de la pijama, me di cuenta que el polvo quedaba flotando lentamente y luego descendía cuidadosamente sobre la superficie lunar, como pluma de algún ave extraña cayendo suavemente de lado a lado. Camine instintivamente buscando quien sabe que, cuando pude divisar a los lejos una pequeña y gran bola roja, se veía pequeña, pero supuse que su tamaño real era mucho mas grande aun.

Era maravilloso, irradiaba un resplandor rojizo casi obsesivo y yo me quede ahí, parado en medio de la superficie lunar contemplando aquella esfera roja que me tenía hipnotizado. Recordé que algún tiempo atrás mi madre me regalo un libro sobre el universo, el cual tenia figuras sobre cada planeta del sistema solar, también recuerdo que en aquella ocasión quede impactado por los colores y la energía que me transmitieron los trazos casi infantiles de algún artista bohemio que dibujo y pinto Marte.

-          Es Marte recuerdas - me dijo una voz que parecía provenir de mi cabeza.

-          Lo se, lo recuerdo - le dije.

-          Voltea -

Y obedecí.

Vi lo que me pareció el cuadro mas lindo que pude haber visto hasta ese momento en mi vida. Era la Tierra, no la había visto antes, ya que después de salir de la atmósfera terrestre tenía los ojos puestos en la luna.

Si pude ver los continentes entre mis dedos, eso fue aun mejor. La tierra se veía hermosa e irradiaba una luz azul acuarela con tonos blancos, me quede ahí parado contemplando la tierra y tratando de ver si las nubes adquirían forma alguna - de niño lo hacia muy a menudo – me dije, pensando la vez en que tumbado boca arriba en el jardín, vi una nube en forma de rosa y otra en forma de conejo – debería de hacerlo mas seguido - me dije en voz alta que sonaba casi como un regaño. No vi forma alguna en las nubes desde la luna, todas parecían estar muy unidas impidiendo ver aquellas que juegan a imitar cosas terrenales.

-          ¿Por qué me has traído? – le dije

-          ¿Acaso no es muy bella la tierra desde aquí? – la voz de la luna retumbaba en mi cerebro.

-          … pues, creo que si – volví a responderle tímidamente.

Luego me di cuenta, ahí parado mirando las extrañas tonalidades que emitía la tierra, me di cuenta que a pesar de lo hermoso que pude resultar ver el espacio, se sentía mucha soledad y es que sin habérmelo percatado antes, lo único que escuchaba era nada, no había ruido absoluto.

-          Se siente mucha soledad estando aquí - le dije algo temeroso.

-          No mucha, es un tanto silencioso nada más -

Me quede callado un rato aun tratando de distinguir los colores raros de la tierra y mientras buscaba algo que decir la luna me hablo de nuevo.

-          ¿Tu también te sientes solo no?-

-          - dude un poco y luego dije – si –

-          Desde aquí se puede ver todo, y a la vez casi nada, a veces quisiera conocer mas y mas cosas ¿tu no?-

-          a veces –

-          ¿a veces? –

Me quede callado por segunda vez y luego aclaré.

-          De niño solía mirar muy a menudo las nubes con mi madre, ella me enseño a verlas – le dije aun recordando esa escena de mi niñez.

Esta vez la luna no hablo y el silencio fue aun más absoluto. Deje de contemplar la tierra y me dedique a mirarme los pies – parezco un niño – pensó mi cabeza de 17 años. Aun con la cabeza hacia abajo mi mente dibujo el rostro de mi madre, aquella mujer tan valiente. Junto con el pensamiento de mi madre, vinieron los recuerdos y con los recuerdos, vinieron de la mano la tristeza y la nostalgia.

Siempre le recordaba sus cosas de madre, sus atributos y defectos, esas cosas la hacían especial y sobre todo su extraño olor a canela.

-          alguna vez te preguntaste ¿Por qué tienen formas terrenales? – dijo la luna.

-          No – le respondí con sinceridad.

-          Pues, la mayoría de nubes tienen celos, celos de lo terrenal y optan por imitar a su manera diversas cosas como aviones, perros, flores… -

-          …flores… eso fue lo primero que vi – me dije a mi mismo, pero creo que la luna también lo escucho.

Una mañana mi madre dijo que quería enseñarme algo, así que fuimos al jardín y nos echamos boca arriba en el pasto. El día era algo calido y en el cielo se dibujaban densas nubes. – Concéntrate y veras como algunas nubes tienen forma – lo hice y lo primero que vi fue una rosa.

Mis pensamientos corrían a mil, volví a levantar la mirada.

-          ¿Por qué tienen celos? –

-          Más que celos, tienen envidia – respondió rápidamente la luna, como si hubiera estado esperando el momento en que yo hablara de nuevo.

Me quede callado por tercera vez pensando en una explicación pero no encontré alguna en mi cabeza.

-          envidia a lo vivo, a lo animado, a lo que es feliz – me dijo

-          No todos somos felices allí en la tierra – le respondí casi exaltado.

-          No, no todos. Pero algunos si. ¿acaso tú no eres feliz? – pregunto

-          No lo soy desde hace mucho tiempo – le dije queriendo dejar de hablar.

Casi sin pensarlo, lo saque.

-          ella murió sabes, hace un año exactamente –

-          lo se –

-          ¿lo sabes? – pregunte extrañado.

-          Si, desde aquí veo todo – dijo la luna – lo veo todo, desde hace algún tiempo – agrego.

Lo que había salido de mi boca aun retumbaba en mi cerebro como campanadas de una iglesia en navidad. Sin embargo la luna tenia razón y eso me alejo un tanto de mis pensamientos.- ella debe de estar muy sola acá – pensé casi con nostalgia. Así que le hable.

-         Hace mucho que no hablaba con nadie de eso – dije –Hace mucho que no lo decía –

-         Entiendo – me dijo con voz melodiosa.

-         No, tal vez no entiendas. Ella me enseño muchas cosas –

Me dispuse a sentarme y al momento que lo hice, algunas partículas de polvo quedaron suspendidas, cayendo despacio. Sentando, con el mentón sobre las rodillas me dispuse a pensar muchas cosas de la niñez, esa niñez que nadie olvida, de las que se aprende y de las que se olvidan –algunas no deben de olvidarse – me dije mentalmente.

-          Yo creo que a tu madre no le hubiera gustado que estés así – dijo la luna.

-          ¿Por qué crees eso? – le pregunte extrañado.

-          Sabes, la mejor medicina es afrontarlo como tal y aceptarlo. A tu madre le hubiera gustado mucho que siguieras con tu vida normal y que la recuerdes siempre... –

Recordé la  vez que aprendí a montar bicicleta, ella me guió y me dijo que estaría bien, que ella me sujetaría por detrás. Como ya no tenia las ruedas de apoyo, mi cuerpo se balanceaba peligrosamente así que atine a pedalear – ¡mira estoy manejando! – grite de alegría al mismo tiempo que volteaba la cabeza para verla. Me di cuenta rápidamente que mi madre solo me había guiado hacia un tramo del parque. A lo lejos, ella me veía y yo no recuerdo más. Solo recuerdo la caída, una rodilla ensangrentada y los brazos de mi madre que me rodearon al levantarme.

Al día siguiente lo intente y sin importar el escozor que sentía en la rodilla, pude dominar al móvil de dos ruedas.

-          …a veces uno no tiene mas remedio que seguir con la vida misma – siguió la luna – a ella le gustaría que seas feliz. Ella ya no estará a tu lado terrenalmente pero estará siempre para guiarte cada vez que se lo pidas –

-          Es que no sabes lo que se siente- dije cortante.

-          Tal vez no lo sepa- dijo – pero es lo que ella me dijo que supieras-

-          ¿Te lo dijo?- le pregunte.

 La luna se quedo en silencio, levante el mentón de las rodillas y me quede pensando en nada.

-         Dijiste que querías decirme algo antes de venir acá ¿recuerdas? ¿Qué era?- le dije casi con alegría.

Hice el intento de ponerme de pie, pero la cabeza me dio vueltas así que me acosté en la superficie de la luna casi al instante. Entre cerré los ojos y logre ver como detrás de mi se materializaba la sombra de una mujer con un extraño olor a canela que dijo algo que no llegue a comprender.

 

(…)


Abrió los ojos y un raro rayo de luz le inundo el cara,  cubriéndose con una almohada, miro el reloj y vio que eran las nueve y ocho. Se puso de pie con pereza y se saco el pijama la cual tiro al piso con desgano, provocando que diminutas partículas de polvo gris se reflejaran a través del rayo de sol. Fue al armario apartando la camisa, el pantalón de vestir y el saco que había utilizado la noche anterior en la misa de su madre y busco un par de jeans entre el acumulo de ropa. Cerró el armario y dándose media vuelta, vio el libro en el piso, se agacho para cogerlo y al incorporarse se fijo en la ventana abierta, la cual cerro haciendo que una pequeña polilla se despertara de su maravilloso letargo.


Version editada, de todas maneras pido disculpas por las faltas ortográficas y si vez este contenido en algun otro lugar. Aviasame!

Agradecimientos: 

Thali (foto)

1 comentario:

  1. que wen cuento, por eso ganaste!!!
    feliciteishons.
    estare por aqui.
    bsotes

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