jueves, 28 de junio de 2012

Desde que te conocí

Todo empieza cuando me fui del país por primera vez.

Conmigo lleve una pequeña maleta y mis problemas dentro del corazón.

Recuerdo haber pensado en un nuevo comienzo, una nueva vida.

Y, nunca se lo dije a nadie, pero irme nunca fue la solución. Fue todo lo contrario. Y por eso regresé.

Viví tiempos de incertidumbre las cuales venían acompañadas de confusiones sentimentales. De engaños, de mentiras, de traición.

Me pase todo ese tiempo aparentando ser alguien que no era, viviendo al limite, queriendo olvidar mis problemas y mi entorno. Olvidando mis responsabilidades y deberes tan solo por el simple hecho de romper el lazo que me unia a mi realidad. Quizá, a mi destino. No lo se.

No viví intenso, pero vivi pleno, me sentia libre, sentia que podia gritar, sentia que podia volar por mi cuenta. Pero no lo era así. Mis temores no desaparecían. Seguían allí.

Y entonces la conozco.

Recuerdo me gustaba verla sonreír, porque me hacia sonreír a mi también. Y me enamore. Me gustaba todo de ella, incluso sus defectos.

Ella hizo que me diera cuenta otra vez en mi entorno, a ir despacio, en analizar mi vida de manera distinta, a preocuparme por mi mismo.

El problema era que yo no estaba preparado. Quizá ninguno. Y por eso decidí convertir mis sentimientos en una pura amistad.

Pero el amor estuvo allí, al menos en mi, al igual que mis problemas.

Pasó un tiempo. Volví a irme. Y ella fue mi único nexo con la realidad, hablar con ella me hacia poner los pies sobre la tierra.

Pero como ya dicen, no es bueno tener los pies sobre la tierra mucho tiempo pues estos pueden empolvarse.

Y me volvi a enamorar.

Se lo confesé una noche semanas después de haber regresado a lima, al termino de un primer beso que nos dimos bailando frente al mar.

Ella me mira y pide explicaciones. Se encuentra confundida. 

Lo que vino después son una serie de aciertos en mi vida. Deje de ser otro, y empece a ser yo otra vez. No la enamoré, pues ella ya estaba enamorada de mi. Me esforcé en rehacerme como persona, y a pesar de tropezar, ella estaba allí; pero no para darme la mano, sino para alentarme a que lo haga yo solo. Nos amamos y vivimos muy intenso. Fue año que nunca voy a olvidar.

Me hacia feliz. 

Pero hubo algo que se fracturó, yo quizá, o los dos. Pero no tuvimos la decencia de darnos otra chance, de reparar eso, de averiguar que era. Sucumbimos en mentiras y cosas ocultas, en ponernos caretas y a hacernos las víctimas, en rebotarnos la culpa y a ver quien era el primero en mandar todo al diablo, cuando en el fondo sabíamos que todas las noches pensábamos uno en el otro. Caímos en lo que nunca pensamos ser: Unos completos desconocidos.

Pero aún así, seguía en mi corazón, como ahora.

¿Me arrepiento de todo esto?

No. La única cosa de la que me arrepiento es de que si hubiera sabido que aquel día en que dijo para darnos un tiempo iba a ser la ultima vez que iba a besarla, la hubiera besado como en nuestro primer beso.


1 comentario:

  1. Ya es hora que alguien invente la maquina del tiempo caracho :C

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