La madre coje a la niña de la mano, están en un parque.
De pronto se fija en una flor amarilla.
Se inclina para arrancarla y lo hace.
La pone en los cabellos oscuros de su hija.
Desea tener una cámara en mano para capturar el momento.
La niña le sonríe con la flor en sus cabellos ondeados.
La madre le devuelve la sonrisa y ya no lamenta no tener una cámara en mano.
Todo queda en su memoria.
Y en la de la niña también.
muy bonito
ResponderEliminaraier estaba depre hoi solo dire
hola =D
a shu
que bueno que ya estes de buen humor. gracias por el coment
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